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Investigación

Terapia Canina para niña con TEA y TDAH

Cristina Ysabel López Chadid.

Profesora universitaria, Técnico Superior en Informática, Coach en Inteligencia Emocional, Asesora e Investigadora educativa, Diploma en Psicología Clínica, Inteligencias Múltiples y Nutrición Infantil.

Estudio de caso: Terapia Canina desde casa para niña de cinco años con TEA y TDAH apoyada con Labrador Retriever

Presentación

Este estudio de caso trabaja sobre el objetivo de evaluar la eficacia de la terapia canina desde casa en una niña de cinco años con TEA y TDAH apoyada con una Labrador Retriever entre agosto de 2019 y agosto de 2023.

En la búsqueda constante de enfoques terapéuticos efectivos para abordar las complejidades del Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en niños(as), surge en la investigadora como madre de una niña con ambos diagnósticos y dueña de una can de raza Labrador Retriever que la acompaña dos años antes de quedar embarazada, este estudio que fusiona la naturaleza y la ciencia. Se debe señalar, que estos dos trastornos neurobiológicos, que afectan el desarrollo y el funcionamiento cotidiano de su hija, le han planteado desafíos significativos para profesionales de la salud y educadores, por lo que se examinarán estudios que respalden la eficacia de esta terapia.

Dentro de este marco, se sostiene que la terapia con perros labradores ofrece una práctica compasiva y eficaz para complementar los métodos tradicionales de tratamiento del TEA y TDAH en niños(as), por lo que toma su propia experiencia de vida. De manera, que al aprovechar la naturaleza única de la relación entre su hija y Diana (can), se puede contribuir a mejorar la comunicación, concentración, regulación emocional y calidad de vida en general para aquellos niños(as) que enfrenten estos desafíos del neurodesarrollo, demostrando que con esta combinación se puede aplanar su camino hacia un horizonte más esperanzador, así como inspirar nuevas perspectivas en el campo de la terapia pediátrica con canes iniciada en casa.

 

Terapia canina

El pionero en la terapia asistida por animales, y en especial bajo el apoyo de perros como parte integral de la misma, fue el psicólogo y psicoterapeuta estadounidense Boris Levinson en 1960, que mientras trabajaba como psicoterapeuta infantil llevó a su perro Jingles de raza Schnauzer a una sesión con un niño no comunicativo y reservado, notando de inmediato que la presencia del can lo relajaba y animaba, situación que no había sido presentada por el pequeño, de manera que con esa experiencia dio el inicio a su exploración sobre cómo los perros podrían tener un papel terapéutico en el proceso de tratamiento mental. (Isaza y Muñoz 2013, 30-31).

La experiencia de Levinson y la terapia con perros, ejemplifica cómo la relación humano-animal puede ofrecer un enfoque integral y holístico para abordar múltiples aspectos de la salud mental y el bienestar de niños(as) con características semejantes o no a las del paciente mencionado. Levinson ha ayudado a sentar las bases para la terapia asistida con canes, influyendo en terapeutas, educadores y profesionales de la salud mental en todo el mundo, abriendo nuevas posibilidades en el tratamiento de niños(as) con TEA, TDAH y otros trastornos, por lo que su legado sigue vivo en la forma de integración animal, terapia y bienestar de la persona.

 

Trastorno del Espectro Autista (TEA) y terapia canina

De acuerdo a la Asociación Americana de Psiquiatría, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-5) pasa a ser una herramienta que usan los profesionales de la salud mental para clasificar y diagnosticar trastornos mentales, y en cuanto al Trastorno del Espectro Autista (TEA) está caracterizado por la presentación de déficits que persisten en el área de la comunicación e interacción en diversos contextos, que pueden ser el déficit en la reciprocidad social como dificultad para iniciar o mantener conversaciones y falta de respuesta a señales sociales. También, se dan problemas para comprender normas sociales no verbales y conflictos para lograr instituir relaciones con compañeros, seguido de actividades restrictivas, patrones estereotipados y repetitivos como ecolalia, hipo e hiperreactividad a estímulos sensoriales, manera inusual de caminar, posible conducta autolesivas y etc (2014, 31).

Es evidente, que con el TEA se ve comprometida la comunicación e interacción de niños(as) que lo presentan, lo que puede influir en el sano desenvolvimiento social sea verbal o no en las diversas etapas de su vida, llevándolos a presentar dificultades para establecer vínculos con otros(as) niños(as), si a esa problemática se le anexa la hipo e hiperreactividad, hay alta posibilidad de desencadenar comportamientos poco estables, pues con una sobreestimulación, pueden experimentar por ejemplo fuertes e impactantes crisis sensoriales. Puede evidenciarse, que el DSM-5 es un manual que presenta una definición precisa sobre el TEA, lo que ayuda a entender cada una de las conductas, dificultades y necesidades de la población afectada.

 

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y terapia canina

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en el DSM-5, se basa en patrones donde la falta de atención, hiperactividad o impulsividad afectan el desenvolvimiento o desarrollo de la persona, quien al presentar inatención, omite detalles, experimenta dificultades en la concentración de diversas tareas, da la impresión de que no escucha al hablarle, no sigue instrucciones y deja tareas inconclusas, enfrenta desafíos para organizar, no demuestra interés en actividades que requieren largo esfuerzo mental, tiene habla excesiva, extravía objetos esenciales, se muestra distraído por estímulos del entorno, olvida tareas rutinarias y tiende a interrumpir en actividades de otros. (Asociación Americana de Psiquiatría 2013, 59).

Un ejemplo de lo descrito es que el niño podría tener problemas para concentrarse en actividades poco estimulantes, si no comprende sus propósitos y no son de su interés, lo que dificultaría la comprensión y secuencia lógica de acciones, llevándolo a experimentar desafíos en la organización de las mismas, contribuyendo a acentuar la problemática. En cuanto a hiperactividad y/o impulsividad, el niño manipula, golpea o juega con las manos y pies o contorsiona en el asiento, se pone de pie cuando se espera que se quede sentado, corre o escala en escenarios inapropiados, se le dificulta participar en juegos o actividades de forma serena, demuestra inquietud constante, reacciona imprevistamente, se anticipa a preguntas sin finalizar y no aguarda su turno. (Asociación Americana de Psiquiatría 2013, 60).

Lo expuesto, puede denotar que los movimientos constantes sirven como autorregulación sensorial; la inquietud motora y la necesidad de explorar el entorno de manera activa puede ser la causa de ponerse de pie en lugar de quedarse sentado. Con respecto a escalar en contextos inapropiados podrían ser una conducta exploratoria o sensorial en respuesta a su entorno; en cuanto a la dificultad de esperar su turno podría deberse a su impulsividad o conflicto para comprender el concepto del tiempo.

 

Terapia canina desde casa para niños(as) con TEA y TDAH apoyados(as) con Labrador Retriever

Con base en la revisión sistemática de Hallyburton y Hinton, el rol del perro en las dinámicas familiares, demostró que la terapia canina ofrece elementos positivos no sólo para los cuidadores y los integrantes de la familia sino también para las personas con TEA, por lo que su aplicación en un contexto convencional de sesiones recreativas que involucren a cuidadores y miembros familiares, es una propuesta excepcional para reducir estrés, ansiedad y tensión, mejorando la funcionalidad familiar, y más si el can reside en el hogar (2017, 139).

Según la evidencia presentada, los potenciales logros funcionales que proporcionan la compañía de los canes en niños(as) con TEA, abarcan el incremento de seguridad, mayor independencia, reducción de la ansiedad, disminución de estrés, incremento en respuestas empáticas como consolar y compartir. También, se contempla la mejora en las habilidades motoras, disminución de conductas percibidas como negativas donde entran rabietas y actos repetitivos, el aumento de conductas sociales que abarcan la asertividad, expresiones verbales o tiempo destinado para conversar, involucramiento social y competencias sociales generales. (Hallyburton and Hinton 2017, 139).

Se considera, que la terapia canina desde casa implica la incorporación de perros en la vida cotidiana de niños(as) con TEA y TDAH, ya que, tienen la oportunidad de experimentar aumento en su autoestima, en la sensación de seguridad, confianza, independencia, autocuidado, reducción de la ansiedad y el estrés. En general, la interacción de un can puede mejorar habilidades motoras y conductuales al motivar a niños(as) a jugar ayudándolos a canalizar su energía y a mejorar su concentración. Es oportuno decir, que el 16 de marzo de 2022, de acuerdo a la American Kennel Club en su sitio web, la raza Labrador Retriever se mantiene como una de las más populares en los registros pertenecientes a dicha organización, siendo en Estados Unidos en el año 2021 la más notoria, conservándose en primera posición por 31 años seguidos, razón por la que suele ser una de las razas en las que más se confía para tener apoyo en diversas áreas.

Continuando, la versatilidad y capacidad de adaptación del Labrador le ha posibilitado sobresalir en varias esferas, desempeñándose como perro de asistencia, de caza, en operaciones de búsqueda, de rescate, detección, como apreciados compañeros, en intervenciones asistidas por perros y en terapias facilitadas por caninos (Ley, Bennett, y Coleman 2009, 220-227; Maejima et al. 2007, 287-298; Thornton 2004; Weiss and Greenberg 1997, 297-308). Es apreciable, que esta raza posee positivas características que lo hacen un gran perro de terapia por su amplia capacidad para adaptarse a los diversos entornos donde se halle su asistido.

Ejemplo de lo anterior, es que parte de lo que los hace únicos es la combinación entre sentido del olfato agudizado, capacidad de estar alerta siempre, inteligencia, obediencia, ojos amistosos, disposición a complacencia, y lo que más lo destaca entre otras razas, es el deseo copioso de recuperar objetos, convirtiéndolos en excelentes compañeros para buscar y traer (Morris 2002; Thornton 2004; Wiles-Fone 2003; Davis 2008). El perfil del Labrador Retriever lo convierte en un candidato valioso para la terapia destinada a niños(as) con TDAH y TEA, debido a sus características intrínsecas referidas a que su instinto de recuperar objetos puede ser aprovechado en actividades terapéuticas, para atraer la atención de los niños y mantener su compromiso en tareas específicas, ayudándolos a mejorar la concentración y a participar activamente.

Así mismo, su naturaleza amigable y sociable es una importante peculiaridad en el contexto terapéutico, debido a que puede ayudar a los niños a fomentar la conexión emocional y la confianza en dicho entorno. Además, al ser empático de manera natural puede detectar las emociones de las personas, proporcionando un sentido de comodidad y seguridad en niños(as) con TDAH y TEA, ayudándolos a reducir la ansiedad y a mejorar la expresión y comprensión propiciando su bienestar emocional. Cabe resaltar, que los Labradores al explorar y experimentar a través del olfato y el tacto, pueden proveer una herramienta valiosa en terapias para optimar la integración sensorial y la regulación emocional de los niños y las niñas.

Dentro de las características relacionadas a la energía y vitalidad de dicha raza, está el fomento a la participación en juegos y diversas actividades físicas, relevantes especialmente en niños(as) con TDAH, puesto que los ejercicios a nivel físico ayudan a canalizar la hiperactividad y mejorar la concentración, pero aun así basándose en las circunstancias el can puede crear un ambiente relajado y no amenazante, lo que resulta evidentemente crucial para niños(as) con TEA que con periodicidad suelen sentirse abrumados por situaciones sociales intensas.

Método

El estudio de caso fue de enfoque cualitativo, alcance descriptivo y diseño longitudinal, con una trayectoria temporal que fue desde agosto de 2019 fecha en la que la niña muestra de estudio recibió el diagnóstico de TEA y TDAH teniendo un año y seis meses, hasta agosto de 2023 teniendo ya cinco años de edad. En lo referente a la recopilación de datos, se realizó usando al DSM-5, la observación directa como técnica, y como instrumento a los registros de las interacciones como el guion de observación donde plasmó comportamientos de la niña y su perra.

Resultados

La autora basándose en la Asociación Americana de Psiquiatría en el DSM-5, habla de las características individuales de su hija con respecto al TEA y al TDAH (2013), y en conjunto con observaciones directas como técnica y registros de las interacciones y comportamientos de la niña y su can llamada Diana a través del guion de observación, puede decir que, a pesar de no haber gateado, logró caminar, aunque perdiendo mucho el equilibro debido a que apoyaba sólo la parte delantera del pie. En cuanto a la comunicación e interacción social, no imitaba gesto alguno, presentando ecolalia acompañada de sonidos graves combinados con agudos repetitivamente.

En cuanto a sus manos, constantemente las sacudían, daba vueltas agachándose y brincando y más aún cuando veía a Diana (can), su rostro mostraba gestos articulares realmente mimetizados gran parte del día, no aplaudía a una canción infantil o intentaba siquiera cantarla, y no respondía a su nombre, pero la razón más impactante que dio lugar al diagnóstico fue que luego de decir 21 palabras al año de edad, al cumplir el año y seis meses ya sólo decía una. De manera, que la niña reflejaba la necesidad de un diagnóstico individualizado y ajustado para un mejor entendimiento y apoyo diario, siendo aquí donde entra a un nivel más profuso el proceso de soporte familiar y de la terapia canina, donde ésta última producía su euforia con un alegre aleteo y ansias de querer hablar al tocar o ver a su can.

Analizando los rasgos del Labrador Retriever, se destaca que Diana cada vez que la pequeña comía, se acostaba debajo de la mesa, lo que hacía que la niña al acariciarla con los pies se concentrara más en ingerir sus alimentos. Otro aspecto, es que aun con cinco años de edad, seguía mordiendo muebles, jalando el cabello de su padre, apretando fuertemente la cintura o brazos de su madre mientras rechinaba sus dientes, ya fuere por rabia o como gesto de agresión tierna, de cualquier forma redujo dichas conductas, puesto que cuando Diana veía esa situación, buscaba su cuerda de jugar y se la daba para que tirara de ella, liberándose del estrés y la ansiedad, acto que a la vez evitaba que la niña siguiera desgastando sus dientes de tanto apretarlos.

La parte cognitiva de la pequeña ha ido mejorando con la perra, al punto de comunicarse en diversas circunstancias sin mediar palabras, la impresión que da su unión es impactante, pues la niña la ha enseñado a sentarse, dar la pata con señas, y a adivinar en que mano está escondida la galleta, dejando ver que su idioma va más allá de las palabras. Un ejemplo, es el fuerte instinto protector de Dina, que se percibe cuando la menor tiene algún malestar, demostrándolo al sentarse al lado de su cama, oler sus pies, no salir de la habitación, dejar de comer hasta que la pequeña se levanta y la acompaña a su plato. La can duerme fuera de las habitaciones, pero entra varias veces de madrugada para verla unos minutos y luego salir a dormir sobre su manta.

Cuando es día de escuela, se queda triste hasta que la niña regresa a casa, y es cuando la acompaña a la habitación a esperar hasta que se le coloque ropa más cómoda para luego irse corriendo a traer su cuerda y jugar hasta que está lista la comida, y se acuesta debajo de la mesa a esperar que la pequeña coma. Si bien la niña siempre interrumpe cuando hay conversaciones, no deja hablar a los demás y comienza a relatar sus historias de fantasía, es extremadamente sociable y responde cuando se le pregunta, es enérgica, alegre, nunca deja de caminar en puntilla y brincar. Su dicción mejoró e impresiona cuando expresa sus ideas y opiniones en gran variedad de temas, aunque no ha dejado de dañar juguetes explica que lo hace para saber que tienen dentro, y algo extraordinario es que al lado de Diana su sensibilidad se intensificó al extremo de llorar por no comprender el maltrato a los animales.

Conclusión

En conclusión, el Labrador Retriever es una gran opción como perro terapeuta, ya que puede proporcionar herramientas prometedoras en la atención integral de niños(as) con TEA y TDAH, por su inteligencia, lealtad y habilidades de entrenamiento como cualidades realmente únicas, lo que puede tener impactos positivos en las áreas afectadas por estos trastornos. Lo expuesto, se demuestra no sólo en los fundamentos científicos mostrados por Hallyburton y Hinton 2017, American Kennel Club 2022 entre otros, sino también por la experiencia de la investigadora que confirma que la interacción entre su hija con TEA y TDAH y la Labrador Diana, proporcionó beneficios potenciales al crear espacios de apoyo y alivio emocional en la vida cotidiana de la pequeña.

Al ser testigo de que las respuestas y reacciones de su hija cambian gradualmente, la autora ha notado cómo a medida que avanzan en ese camino, su conducta evoluciona, puesto que su conexión con Diana parece influir en la forma de interactuar con el entorno. La niña, se vuelve más abierta, receptiva y dispuesta a explorar nuevas situaciones, donde la transformación de su conducta, es motivada por la relación con la can, reforzando la noción de que la terapia canina es una poderosa herramienta para promover cambios positivos en niños(as) con TEA y TDAH. La evidencia respalda que la terapia canina con apoyo de la Labrador Retriever en el desarrollo motor, socioemocional, cognitivo y conductual de la niña de cinco años con TEA y TDAH resultó eficaz, y abre caminos a su progreso gradual y sostenible.

Referencias

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Asociación Americana de Psiquiatría. 2014. Manual Diagnóstico y Estadístico de Los Trastornos Mentales (DSM-5). 5th ed. Washington D.C: Editorial Médica Panamericana.

Davis, Tom. 2008. Why Labs Do That: A Collection of Curious Labrador Retriever Behavior. Willow Creek Press.

Hallyburton, Ann, and Jennifer Hinton. 2017. “Canine-Assisted Therapies in Autism: A Systematic Review of Published Studies Relevant to Recreational Therapy.” Therapeutic Recreation Journal 51 (2): 127–42. https://doi.org/10.18666/TRJ-2017-V51-I2-7969.

Isaza, Milena, and Doumer Muñoz. 2013. “Terapia Asistida Con Perros En Niños Con Autismo Revisión Sistemática.” Tesis de doctorado, Universidad del Rosario. https://repository.urosario.edu.co/server/api/core/bitstreams/d1b894e8-19e2-486e-9a49-603a4d35fc30/content.Ley, Jacqueline, Pauleen Bennett, and Grahame Coleman. 2009. “A Refinement and Validation of the Monash Canine Personality Questionnaire (MCPQ).” Applied Animal Behaviour Science 2 (4): 220–27.

Maejima, Masami, Miho Inoue-Murayama, Alexander Weiss, Yuichi Murayama, and Shin’ichi Ito. 2007. “Traits and Genotypes May Predict the Successful Training of Drug Detection Dogs.” Applied Animal Behaviour Science 3 (4): 287–98.

Morris, Desmond. 2002. Dogs: The Ultimate Dictionary of Over 1,000 Dog Breeds. Trafalgar Square Publishing.

Thornton, Kim. 2004. The Everything Labrador Retriever Book: A Complete Guide to Raising, Training, and Caring for Your Lab”. Everything.

Weiss, Emily, and Gary Greenberg. 1997. “Service Dog Selection Tests: Effectiveness for Dogs from Animal Shelters.” Applied Animal Behaviour Science 4: 297–308.

Wiles-Fone, Heather. 2003. The Ultimate Labrador Retriever. Howell Book House.

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